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El conjunto religioso de Coporaque: Arquitectura para el culto

El valor histórico-cultural del pueblo de Coporaque proviene de sus numerosas manifestaciones arquitectónicas, arqueológicas, paisajísticas, etnológicas, etnográficas y monumentales, entre otras, cuyo origen ya podemos rastrear en el periodo de los “Estados Regionales”, es decir, entre los años 1200 a. C. – 1470 a. C., aspectos que continuarán y se consolidarán durante la dominación Inca, Virreinal y el periodo Republicano. Como parte de la histórica provincia de Collaguas, Coporaque asumirá un importante rol en los ámbitos administrativo, político y económico que le cupo ejercer en la región, pues será uno de los pueblos más importantes de los contenidos en todo el Valle del Colca1 debido a la implantación en el lugar de la Orden Franciscana, sobre cuyo espacio religioso preincaico, parece establecerse el nuevo conjunto cristiano del cual hablaremos en apartados posteriores.
Así, en Coporaque prevalecen, aún, edicios de origen prehispánico, sobre todo, en los sectores menos próximos a la traza urbana reduccional2, conrmando la decisión de los colonizadores de adoptar la primitiva localización de un poblado preexistente para darle continuidad a la estructura urbana. Que se mezclan con estructuras de época colonial y republicana en las que podemos encontrar tallas de estilos Renacentista y Barroco y del cual sobresale el magníco conjunto religioso de la Iglesia de Santiago Apóstol, la Casa parroquial, la Plaza del Hospicio y la Capilla de San Sebastián. Además, hay que destacar muy ligado a este conjunto, que el patrimonio más importante de Coporaque, fue y es su gente. Siendo una población constituida predominantemente por la etnia Collagua y minoritariamente por la etnia Cabana, el sentimiento y pensamiento de estas personas se tradujo en modos de vida, costumbres y comportamientos sociales que dieron lugar a determinadas características arquitectónicas en el conjunto religioso, como la Capilla Abierta, que trataremos a continuación. Y que asimismo, dio lugar a un patrimonio intangible vasto pero en progresivo proceso de transculturación en el que lo tangible es tan remoto como el origen de la propia comunidad y está ligado a la producción arquitectónica, desde las viviendas de uso doméstico, las obras de carácter utilitario, como a las edicaciones religiosas de procedencia virreinal como ya se ha mencionado. El tema del patrimonio monumental, diferenciando la herencia prehispánica, tiene un vínculo directo con la construcción de las capillas y templos. Al mencionar el protagonismo histórico de Coporaque debemos resaltar el papel que le tocó desempeñar como foco de irradiación de la evangelización cristiana en el Valle del Colca puesto que de ahí provienen los importantes edicios religiosos que sintetizan el proceso de mestizaje cultural experimentado en la región.

Durante la época de la Corona Española, el territorio del Valle del Colca, se conformó como uno de los espacios más deseados por los conquistadores. La abundancia de mano de obra y la cantidad de recursos agrícolas y mineros hicieron que se conformara en uno de los Corregimientos más ricos de todo el Reino del Perú. Posiblemente, será esto lo que atraiga a la Orden de San Francisco de Asís, a asentarse en el lugar, eligiendo para ello el pueblo de Coporaque. La presencia de la Orden Franciscana en Coporaque es la más antigua de la provincia (segundo tercio del siglo XVI) y es así, que el asentamiento se convierte en el centro de irradiación religiosa del valle, desde donde se empezará a difundir la fe cristiana, una tarea ardua que conllevó tantas veces dureza e intolerancia por parte de los doctrineros pero que trajo asimismo la posibilidad de crear un sincretismo único en el mundo y que se verá reejado en su arquitectura religiosa.
De esta manera, a nivel arquitectónico, se erigieron edificaciones religiosas en los lugares que posiblemente fueron ocupados anteriormente por oratorios indígenas. Y es este hecho el que ocurre con el conjunto religioso de Coporaque cuya elevación parece deberse a su implantación sobre el templo de origen prehispánico que debió erigirse sobre la plataforma que en la actualidad ocupa el conjunto cristiano. Evolutivamente, la configuración actual del conjunto religioso de Coporaque es de las más antiguas de valle: Capilla de San Sebastián (1565) y templo Santiago Apóstol (1569). El ámbito adoptado para la construcción de los edificios tomó una estratégica ubicación, inmediata a la Plaza Principal, vinculándose “internamente”, a través, de una explanada, la Plaza del Hospicio, que mantuvo cierta flexibilidad secular de formas y usos y que fue recortada por un proceso sistemático de “invasiones”rompiéndose la continuidad visual y funcional del complejo religioso.

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Texto completo en: Genius Loci: lugares e significados | places and meanings – volume 1. 

CITCEM – Centro de Investigação Transdisciplinar «Cultura, Espaço e Memória»

ISBN: 978-989-8351-83-8

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